Para los antiguos egipcios, la higiene personal era un aspecto fundamental de su vida cotidiana, por lo que el baño y el uso de cosméticos formaba parte de su rutina diaria. Se duchaban, afeitaban la cabeza y usaban cosméticos y perfumes con regularidad.
De hecho, en las tumbas los dioses y difuntos aparecen representados con maquillaje, los cosméticos eran ofrendas habituales en las tumbas y el aroma está representado por la representación de flores de loto, papiro, lirio, etc.
La apariencia personal tenía gran importancia en todas las clases sociales, de manera que el aseo, el maquillaje y la ropa, así como el olor personal recibían mucha atención en la vida personal y social. Esto queda reflejado en la literatura, y por ejemplo, en el Libro de los Muertos se indica que uno no puede hablar en el más allá sin estar limpio ni presentable y no se puede decir el hechizo 125 a menos que se esté aseado, vestido con ropa limpia, calzado con sandalias blancas, maquillados los ojos y perfumado con mirra. De hecho, en las tumbas los dioses y difuntos aparecen representados con maquillaje, los cosméticos eran ofrendas habituales en las tumbas y el aroma está representado por la representación de flores de loto, papiro, lirio, etc.
Los cosméticos y perfumes tenían la doble función de mejorar la apariencia personal y la salud, por ejemplo, los ingredientes de ungüentos y aceites perfumados ayudaban a suavizar la piel, proteger de las quemaduras solares, proteger los ojos y mejorar las emociones y estado mental.
El uso de los perfumes y cosméticos se remonta a los albores de la civilización egipcia y se registran en el periodo predinástico (6.000-3.150 aC) y a lo largo de toda la época faraónica y en todas las clases sociales adoptado al poder adquisitivo de cada uno. Los cosméticos y perfumes se producían comercialmente para aquellos que podían comprarlos y los que no podían acceder a ellos los fabricaban de forma casera.
En todos los hogares de cualquier clase social había palanganas y jarras destinadas a lavarse la cara y resto del cuerpo y existían unos recipientes de piedra para el lavado exclusivo de los pies. El lavado se haría al levantarse, al acostarse y antes y después de las comidas. Las clases altas pertenecientes al clero, al gobierno, etc. se bañarían con más regularidad pero la población obrera se lavaba a diario.
Tras el baño se aplicaba un ungüento y luego un maquillaje hecho con ocre y a veces mezclado con sándalo y se pintaban los ojos con khol verde o negro para enfatizar el tamaño y forma. El khol se obtenía triturando minerales como la malaquita y otros ingredientes y luego añadiendo al polvo aceite o grasa animal. Se han encontrado cajas de madera, marfil, plata y otros minerales para almacenar el khol. La población normal tenía un variación más barata.
Entre los ingredientes de los ungüentos y aceites y cremas para mantener la piel y prevenir las arrugas estaban la miel, la acacia, el cálamo, azafrán, cáñamo, achicoria, canela, coriandro, comino, cardamomo, papiro, higos, hinojo, regaliz, loto, enebro, ínula, mandrágora, menta, mirto, entre otros. Además de los beneficios para la piel, estos cosméticos ahuyentaban a los insectos, perfumaban, y producían bienestar.
En cuanto a los perfumes, se producían una gran cantidad de ellos, siendo uno de los más conocidos el Kyphi, elaborado con incienso, mirra y entre 12 y 16 hierbas y especias, lo que producía un perfume intenso, estimulante y duradero. La mayoría de los ingredientes eran de importación, por lo que normalmente su uso se reducía a los templos como unción para la estatua de los dioses y quemado como parte de los perfumes que se ofrecían cinco veces al día.
Desde la mañana hasta la noche, los cosméticos y la higiene personal formaban parte de los rituales diarios de todos los antiguos egipcios. Dado que el objetivo principal de la vida era hacer que la existencia personal fuera digna de la vida en la eternidad, el cuidado de la apariencia física y la salud era una prioridad. La vida entendida como un viaje eterno que producía un visión trascendente del cuerpo físico y de su cuidado. La aplicación de cosméticos, así como el uso de cremas y fragancias mágicas para mantener la salud y la apariencia, era necesario no solo para una vida más feliz en la tierra, sino también para la forma eterna del alma en la siguiente fase de la existencia.

Bibliografía:
- Arab, Sameh M., “Medicine in Ancient Egypt.” Van De Mieroop, M. A History of Ancient Egypt. (Wiley-Blackwell, 2010).