Formulación según la morfología

A la hora de formular mezclas y sinergias de aceites esenciales, hay distintos métodos que se pueden utilizar dependiendo del propósito y nivel terapéutico. El método según la morfología de la planta es un acercamiento intuitivo al aceite esencial basado en la función y energía que cada parte de la planta lleva a cabo o tiene, y además se contemplan aspectos como el hábitat, crecimiento, color, sabor, olor, tacto, textura y la propia relación que establecemos con la planta.

El método se deriva de la Doctrina de las Firmas que Paracelso recuperó del pasado,  pero que es tan antiguo como la humanidad. La doctrina de las firmas es el arte de conocer las propiedades medicinales del mundo vegetal según su aspecto exterior, es decir, según el color, forma, función se establece el efecto terapéutico que tendrá sobre otros seres vivos. Muy conocido es el ejemplo de la nuez que se parece al encéfalo y sus nutrientes son efectivamente buenos para la función cerebral, o la cola de caballo (Equisetum arvensis) que se parece a la crin de caballo y es bueno para el cabello por su contenido en silicea.  

Este enfoque se aplica a la comprensión de las funciones de los aceites esenciales y se puede tener en cuenta a la hora de realizar fórmulas y/o sinergias.

La validez de esta teoría está basada en que todo lo que vive vibra con energía y que toda energía contiene información. Así, los aceites esenciales tienen energía,  vibración y tienen un campo electromagnético que entra en resonancia con los campos electromagnéticos circundantes. Cuando nuestro cuerpo interactúa con el campo electromagnético de un aceite esencial, se produce un intercambio de comunicación, se recibe un impulso que es traducido en un mensaje que parte del aceite esencial y está relacionado con la capacidad de sanación que tienen, y que innatamente también tenemos nosotros.

Cada aceite esencial tiene un mensaje único según la parte de la planta desde donde se obtiene, y así las semillas, las raíces, las cortezas, las resinas, las hojas, las flores, las frutas, las hierbas y agujas, tienen cada una un tipo de información que transmiten cuando se usan.

Este proceso de formulación está muy cerca de la alquimia y toma muy en cuenta a la persona a la que se destina la fórmula. Además exige de una calidad altísima del aceite esencial, pues es su vibración y no sólo su composición química lo que entra en escena. La intención del aromaterapeuta, la disposición del usuario y la calidad de los aceites esenciales participan en la eficacia y resultado del tratamiento.

El método de mezclar según la morfología es especialmente eficaz cuando se crea una fórmula para las emociones y cuando la finalidad es espiritual o energética.

Muy resumidamente, el método se basa en los siguientes pasos

Paso 1: Elige un aceite esencial ‘básico’. Este es el aceite esencial central y se elige en función del objetivo principal; es el corazón de la mezcla o sinergia.

Paso 2: Elige un aceite esencial ‘potenciador o de apoyo’. El aceite esencial potenciador apoya y fortalece el aceite esencial central en su propósito y acción terapéutica.

Paso 3: Elija un aceite esencial ‘armonizante’. El aceite esencial armonizador equilibra y mejora la vitalidad y el propósito de la mezcla o sinergia general. El aceite esencial armonizador a menudo tiene un impacto decisivo en el aroma general y se elige tanto por su aroma como por su capacidad para mejorar los objetivos de la sinergia.

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Autor

María Ruiz

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